El Burnout es un proceso de desgaste por el que los trabajadores se vuelven incapaces de hacer frente a las demandas de su tarea debido al estrés asociado a ellas, lo que desemboca en un estado grave de agotamiento físico y mental, que trasciende al ámbito laboral.
El mantenimiento de una situación estresante termina por agotar los recursos motivacionales y energéticos con los que el sujeto pudiera contar al inicio de la actividad, pasando de la ilusión previa, a una sensación de manipulación, impotencia y fracaso. Las recompensas intrínsecas, como la satisfacción de ayudar a los demás o de sentirse realizado por un trabajo bien hecho pierden su valor, al tiempo que las expectativas creadas sobre la actividad se desploman. Recompensas extrínsecas, como el dinero y las calificaciones, dejan de suponer una gratificación para la persona, que en este punto reaccionará abandonando los estudios o el trabajo, siempre que su situación se lo permita. En cualquier caso el proceso le habrá supuesto un deterioro emocional caracterizado por sensación de indefensión, desesperanza y frustración junto a la pérdida de energía, que puede dar lugar a aislamiento y depresión.
Aunque se describe inicialmente en tareas relacionadas con el cuidado de personas (medicina, enfermería, psicología…), se ha demostrado la existencia de este síndrome en la mayoría de profesiones, si bien sería entre las mencionadas donde se daría la mayor incidencia, seguidas por las tareas de administración y docencia. También se ha descrito entres los estudiantes.
Entre las causas, además del estrés laboral y la carga excesiva de responsabilidades, el estilo de vida y las características de personalidad tienen una gran repercusión en la incidencia del burnout:
Lo más eficaz contra el burnout es la prevención. Estos son algunos consejos para evitar padecerlo:
- Dedicar unos minutos a relajarse cada mañana.
- Cuidar los hábitos de sueño, comida, y hacer ejercicio.
- Establecer unos límites en el trabajo para no sobrecargarse. Aprender a decir “no”.
- “Desconectar” por un momento al día de la tecnología (e-mail, móvil, busca, etc.).
- Cultivar la creatividad (desarrollar alguna afición para divertirse y evadirse).
- Aprender a manejar el estrés.
El burnout exige un cambio en la vida.Hacer una pausa, reevaluar la situación, redefinir objetivos y replantearse el futuro. Es imperativo tratar de aliviar la carga de trabajo y buscar apoyo en familia o amigos. Compartir la situación y sentimientos con los demás ayuda a afrontarlo.
Aunque el aislamiento característico puede ser un gran lastre, con ayuda profesional se puede salir de esta situación, retomar las riendas de la vida y recuperar la salud.
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